Entrevistas

Santiago Ros: "Para frenar el abandono del campo valenciano es necesario un Plan Estratégico del Sector"

El COEV realizó la mesa redonda "El abandono del campo valenciano, que contó con la colaboración de Caixa Popular. Algunas soluciones para evitarlo desde las empresas cooperativas agrarias" impulsada por la Comisión de Dirección y Gestión de Empresas y coordinada por el economista y miembro de la Comisión, Santiago Ros, quien desgrana en esta entrevista las conclusiones a las que se llegó durante esta sesión que registró una alta participación por parte de los colegiados y a la que han dado suficiente importancia los medios locales y regionales.

Usted ha impulsado esta mesa redonda ¿Porqué decidió abordar este tema?.
No he sido yo solo, a raíz de venir en octubre Fernando Marco al COEV y explicarnos lo que está haciendo la Cooperativa de Viver, la Comisión decidió realizar una mesa redonda con más expertos en el cooperativismo agrario para hablar del problema del abandono del campo valenciano, sus consecuencias y proponer soluciones. En la programación del acto y entrevistas con los ponentes ha intervenido muy activamente Rafael Fernández, copresidente de la Comisión.

¿Cómo se desarrolló el proceso de prepararla y buscar a los ponentes?

Fernando Marco era ya candidato a la mesa desde el principio. Tenemos la suerte en el Colegio de con contar con colegiados como José Luis Albert, empresario agrícola en Picassent que ha desarrollado toda su vida profesional en cooperativas agrarias. Albert propuso a un gran experto como Paco Borrás, ex directivo de Anecoop durante más de treinta años, profesor y consultor; y al director de la Cooperativa Sant Vicent Ferrer de Benaguasil, Miguel Ángel Martí.

Hablemos de cifras ¿Cuál es la situación del campo valenciano?
Dimos en la presentación alguna cifra, pero la realidad es peor. Hace dos años AVA - Asaja facilitó a los medios datos del problema: unas 162.000 ha. abandonadas de secano y regadío, indicando que se abandonan a un ritmo de más de 6.000 ha. cada año. Paco Borrás, que es una gran fuente de datos, calcula en cerca del 10 % la superficie de cultivo abandonada en la Comunitat Valenciana. Por provincias, se estima que en Castellón asciende a un 14% el regadío abandonado, en Valencia a un 8% y en Alicante, a un 4%. El total de ha. de regadío valenciano es de unas 300.000 ha. El problema este año es peor, pues hay bastantes campos en producción donde la cosecha de naranjas no se recoge dados los bajos precios y/o la ausencia de compradores.

¿Cuáles son las debilidades y amenazas del campo valenciano?
Radican en el minifundismo, en la escasa implantación tecnológica, el envejecimiento de la población activa, la falta de atractivo empresarial, la escasa planificación y la poca estructura vertical en la cadena de valor, la poca profesionalidad a nivel del productor, no contabilizar históricamente los costes reales, el descenso del consumo per cápita de las naranjas y la falta de actividad de la interprofesional citrícola. Hay que añadir una mentalidad reacia al cambio por la elevada edad de los agricultores y que no hay relevo generacional.

Las amenazas vienen de los productos de los países de la ribera Sur del Mediterráneo, especialmente de Egipto, que nos vende 200.000 toneladas de naranjas al año y de Marruecos. También la competencia en puntas de campaña del hemisferio Sur. Asimismo, Borrás señaló que los Fondos de Inversión ya suponen un 40 % de la facturación de los principales exportadores de cítricos.

¿Cómo se puede solucionar el desolador panorama que tenemos frente a nosotros?
El problema exige que desde el Gobierno valenciano se pongan objetivos, se realicen programas con fechas de actuación y dotados de suficiente presupuesto y medios humanos. Y eso a corto plazo y a medio plazo. Es lo que se puede llamar un Plan Estratégico para el Desarrollo del Sector Agrario Valenciano como indicó José Luis Albert. En el sector turístico se realizó algo similar en los años noventa que llevó a la creación de la Agència Valenciana del Turisme y de la red de Centros de Desarrollo Turístico, con programas anuales difundidos y realizados. Se logró transformar un sector, y como resultado tenemos el elevado nivel actual de la gastronomía valenciana.

Se puede aducir que el sector es diferente, por eso las actuaciones tendrán que ser diferentes.

¿Cuál es el papel de las cooperativas valencianas en el escenario que se dibuja para la pervivencia del campo?

Las cooperativas agrarias están luchando contra el minifundismo proponiendo la gestión común de tierras de los socios y/o comprando tierras. Hay que aumentar el tamaño de las explotaciones agrarias para poder competir. Existe una Ley de Estructuras Agrarias que puede favorecer la agrupación de tierras, pero hay que hacer el reglamento para aplicarla, como señaló Fernando Marco. Por eso es muy importante un Plan Estratégico para poner fecha a las medidas.

Hablemos de oportunidades. ¿Cuáles son?
Los ponentes dejaron una puerta abierta a la esperanza. Albert destacó que el sector agrícola está muy profesionalizado lo cual supone una fortaleza para revertir el proceso y dar respuestas a las nuevas realidades que se están produciendo. En este sentido, Miguel Angel Martí aseguró que hay un gran producto y una gran capacidad de adaptación, además ser un producto de cercanía y con un gran valor medioambiental, pero se tiene que creer en lo que se hace y darle el impulso que se necesita. Borrás explicó que no hay ningún país en el mundo, excepto China o India, que cultive tantos cítricos, en su caso son para autoconsumo, por lo que los agricultores valencianos y españoles tienen frente a ellos 550 millones de consumidores en una Europa sin fronteras, pero hay que gastar mucho más en promoción de los productos.

¿Qué mecanismos es necesario poner en marcha para paliar la situación del campo?
El establecimiento de un Plan Estratégico que contemple todas las medidas necesarias, las articule y las priorice por fechas y efectos previstos. Según los datos consultados, las explotaciones agrarias valencianas tienen una extensión media de 5,5 ha., mientras que las europeas son de 15 ha., y las neerlandesas de 32 ha. En las valencianas habría que ver la varianza respecto de la media para resaltar que no tienen en general el tamaño mínimo eficiente para competir en un mercado globalizado. O se actúa pronto y bien, o el campo valenciano seguirá abandonado dejando de crear riqueza y empleo.