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David Blay: "Es necesario crear un nuevo contrato social. Definir los nuevos roles entre directivos y empleados en el teletrabajo"


Desde hace más de dos décadas, David Blay, asesora a deportistas de élite y empresas en materia de comunicación. Narrador de eventos deportivos en Radio Marca y columnista en diversos medios, es consultor, formador y conferenciante sobre teletrabajo en España y Latinoamérica. Profesor en diversos Master sobre 'Estrategias de comunicación, redes sociales y trabajo freelance', es autor de tres libros, uno de ellos '¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?', publicado en 2014.

Parece obvio, pero no lo es tanto ¿Qué es el teletrabajo?
La definición que creo que más se le acerca es la capacidad de aprovechar la tecnología de que disponemos hoy, que permite realizar hasta un 60% de los empleos de forma remota, para flexibilizar nuestra jornada laboral y poder compaginar de un modo mejor que las generaciones anteriores el balance entre vida personal y profesional.

¿Cuáles son las falacias del teletrabajo?
La primera fue que no podía hacerse, destrozada por cómo esta práctica pudo sostener muchas empresas durante el confinamiento. La segunda que te aíslas, porque por un lado nadie se lleva bien con todos sus compañeros y por otro te permite quedar con gente diferente. Y la tercera que no permite la conciliación, cuando lo hace de sobra si quitamos la rigidez de los horarios actuales.

¿Todo el mundo está preparado para teletrabajar?
No, y esto es lo primero que deberíamos admitir. Hay quien querrá teletrabajar y quien no. Y hay quien podrá teletrabajar y quien no. Pero el gran problema, antes y después de la pandemia, es que no ha habido ningún tipo de formación al respecto, por lo que en lugar de adaptarnos de manera rápida hemos ido cometiendo un error tras otro y quemándonos con algo que debería habernos descargado física y mentalmente.

¿Cuáles son los pros y los contras del teletrabajo?
Optimizar cuando somos más productivos, tener la opción de compatibilizar nuestra vida personal y profesional ante nuestras necesidades y ampliar horizontes hablando con gente más allá de nuestra oficina. En contra diría que hay personas que no son capaces o están preparadas para hacerlo, que supone un proceso largo ser capaz de deslinealizar los horarios y que la mayor dificultad es saber desconectar.

¿Cuáles son las herramientas que recomienda para gestionar el teletrabajo?
Yo uniría todo en una sola, bien sea Slack, Discord, Trello o similar. Si te mandan mails, WhatsApp y llamadas junto con otras herramientas acabarán no sabiendo gestionarlo todo. Establece por dónde res que te contacten y el tiempo de respuesta para cada canal y todo será más fluido.

¿Cómo se gestiona el tiempo en el teletrabajo?
Cada persona es diferente. En la Universidad, algunos estudiaban por la mañana y otros por la tarde. Y todos aprobaban, lo que les convertía en válidos para el sistema. Ahí había libertad para ser productivos. Pero luego eso desaparece con los horarios rígidos. Hay gente que necesita ir al gimnasio por la mañana o cuidar de su familia. Y que a las ocho de la tarde son capaces de hacer el trabajo de ocho horas en cuatro. No podemos generalizar.

¿Cómo y cuándo nació el teletrabajo tal y como lo entendemos actualmente?
En cuanto nació el mail y se generalizó, podemos hablar de teletrabajo. Personas que con una conexión a internet podían comunicarse y enviar documentos desde cualquier lugar revolucionaban la forma de afrontar el día a día. Aunque no sería hasta un poco antes de 2007, cuando comienza a generalizarse la fibra en las casas (antes solo estaba en las oficinas) el momento en que las personas pueden elegir (en teoría) dónde ejercer su profesión.

¿La proliferación del teletrabajo perjudica a los trabajadores?
 Yo creo que les beneficia. Antes de la pandemia, solo un 4% teletrabajaba pero según varias encuestas hasta un 72% hubiera preguntado a sus jefes si podría hacerlo. El problema es que asociamos teletrabajo a escaquearse, a no poder salir de casa encerrados como en el confinamiento y a estar cien por cien en casa. Y hay un millón de pasos anteriores para ir conformando un modelo secuencial, no absoluto.

Se habla de modelos híbridos con un porcentaje de trabajo en la oficina y otro fuera de ella ¿Es posible?
Es necesario. Hay mucha gente que tarda mucho tiempo en ir y volver a su oficina sin remuneración alguna. Son horas de su vida perdidas porque sí. Y luego hay personas que van al trabajo con cascos aislantes y se ponen en una esquina para trabajar y que nadie les moleste; u otras que acaban en cinco horas sus tareas y tienen que aguantar tres más porque sí. Debemos definir para qué queremos la oficina, porque igual solo nos sirve para socializar, y añadir qué tareas necesitan más concentración y podemos hacer en casa.

¿Cuáles son los retos del teletrabajo al que se enfrentan las empresas?
Por encima de todo, la desconfianza. Los directivos fichan gente con talento que sabe hacer cosas que ellos ignoran, pero quieren tenerlos vigilados. Y los trabajadores, al no haber sido formados, no saben poner en valor lo que hacen y se enfrentan a la sensación de que deben trabajar más para que nadie piense que se escaquean. Mientras no se forme, se clarifique quién puede y/o quiere teletrabajar, cuáles serán los canales de comunicación y qué protocolos se deben seguir en determinadas situaciones, seguiremos con una situación más negativa que positiva. Y condenaremos algo que puede hacernos más felices a una percepción negativa generalizada.

¿El teletrabajo es una parcela laboral tendente a evolucionar?
Lo es tanto como avanzan las tecnologías, se conciencian las empresas y la gente quiere vivir de otra manera. Una pandemia de un año ha llevado a cambiar un modelo de un siglo, a que la gente vuelva a sus ciudades, a que busquen casas con terraza, a que cambien sus horarios para adaptarse a los de los restaurantes... Esto es solo el inicio de la nueva realidad laboral.

¿El teletrabajo es la solución en momentos de crisis como el que acabamos de pasar?
Creo que es evidente. Sin él muchas empresas habrían tenido que cerrar por no poder adaptar sus procesos. Al tiempo que han accedido a talento lejano al que no podrían haber contratado en estas circunstancias o hacia el que ni siquiera se habrían girado a buscar.

Cuando sobrevino la pandemia, ¿Las empresas y empleados españoles estaban preparados para teletrabajar?
Es evidente que no. Todos los problemas de sobre reuniones, tiempo de trabajo de más, no saber cómo compaginar familia y trabajo, poca permisividad de los responsables... Nosotros hicimos en el primer mes un evento online llamado 'Teletrabajo Forum' y se apuntaron mil de personas de todo el mundo. La evidencia es palmaria.

¿Cuáles son los retos en materia laboral a los que se enfrenta la sociedad desde que el teletrabajo cobró tanto protagonismo?
Para empezar, crear un nuevo contrato social. Definir los nuevos roles entre directivos y empleados. Darse cuenta de que debemos trabajar por objetivos y no por horas, en una sociedad donde todo es medible. Comprender qué necesita cada trabajador para sacar su máximo rendimiento, como si se tratara de un equipo de fútbol. Y fomentar el compañerismo real, en lugar de la competitividad extrema.