La Comisión Financiera del COEV ha impulsado la conferencia «Situación actual del Sector Bancario y análisis
del impacto del nuevo impuesto a la banca» impartida
por Joaquín Maudos, Doctor en Ciencias Económicas
por la Universidad de València y catedrático de Análisis
Económico.
Maudos señaló con rotundidad que está en contra
del impuesto a la Banca impulsado por el Gobierno y
ofreció una distinción entre el sector bancario español
y el sector bancario en España «porque una cosa es el
negocio que la banca tiene fuera de España, y otra cosa
es el negocio en España el negocio domestico».
Para entender el sistema realizó una reflexión donde
señaló que, según los datos aportados por la Autoridad
Bancaria Europea en junio de 2022, el ROE de los bancos españoles es del 10, 3%, ligeramente por encima de
la media europea, pero «esto se debe a que venimos de
una pandemia donde la banca se aprovisionó por lo que
no se puede hablar de beneficios extraordinarios, sino
de una actitud cauta».
Además, Maudos insistió en la dificultad que tiene la
banca para captar capital y que se estima en torno al
8/10%, «lo que está muy lejos de un beneficio extraordinario, de hecho en el contexto europeo, su ratio está por
debajo de la media».
Respecto al indicador de solvencia de máxima calidad, «estamos en la cola, tenemos el coeficiente de solvencia con un 12%» pero el Banco de España «lo matiza
porque somos más estrictos en la medición del riesgo,
seguramente si lo hiciéramos como el resto estaríamos
en la media».
Además, al hablar de «la calidad del activo,
la ratio de la dudosidad estamos sólo 1 punto por encima de la media».
En resumen, según Maudos «Nuestra banca es más
rentable concretamente con un 10,3%, más eficiente
con un 57,7%, tiene más liquidez en los dos indicadores
pero más dudosidad y estamos en la cola de la solvencia, además de que la rentabilidad domestica siempre
está por debajo por la internacional porque las filiales
españolas en el extranjero suelen tener márgenes más
altos».
Respecto al gravamen temporal al sector energético y bancario que pretende imponer el Gobierno del 4,
8%, explicó que no es un impuesto al beneficio, sino que
afecta a las ventas y a los bancos que en 2019 que tuvieron ingresos netos superiores a los 800 millones y por
tanto discriminan a unos bancos frente a otros. Además
el gravamen temporal lo justifican porque van a subir los
tipos de interés.
Con esta medida el Gobierno estima que recaudará
unos 1500 millones cada año de los beneficios extraordinarios, «pero esto no es verdad porque no son beneficios
extraordinarios, sino la recuperación del beneficio».
En este sentido, explicó que «el Gobierno argumenta que dado que la banca ha recibido ayudas públicas,
contribuir ahora, pero lo cierto es que hay algunos que
no recibieron ayudas porque podían hacerle frente a la
situación y sin embargo son los que ahora va a soportar este impuesto. Además estas entidades son las que
arrimaron el hombro para ayudar al resto de los bancos
porque aportaron 23.000 millones de euros vía el fondo
de garantía».
De igual modo, recordó que el Santander salvo, mediante la absorción al Banco Popular, y que cuando se
produjo el rescate con Fondos Públicos de los bancos,
«se rescató a los depositantes no a los banqueros ni a
los bancos».
Respecto a los salarios, en el sector bancario, indicó
que pesan poco en relación a otros sectores por lo que el
reparto de capital se lo lleva el accionista que ha invertido, por lo que no se puede valorar la banca en relación a
otros sectores que tienen un funcionamiento diferente.
También señaló que no se puede hablar de beneficios
extraordinarios, porque «si el año pasado repartió 13.400
millones que parece una gran cifra es porque el BCE
prohibió repartir dividendos en 2020 y a mantener los
dividendos en reserva hasta septiembre de 2021, por lo
que es normal que ahora se haya llegado a esa cifra, pero
es que además hay que repartir beneficios, porque si no
mimas al accionista, nadie querrá invertir», concluyó.